En la actualidad nos hemos visto expuestos a escenarios de negocios creados por necesidad de venta, por solventar un requerimiento de servicios o productos que nos acompañen en la crisis que atravesamos, por necesidad de salir adelante y no dejarnos vencer. Pero, ¿cuál es el papel fundamental que tiene la creación de la marca de ese negocio? ¿Por qué es fundamental al resaltar el valor diferencial con la competencia? ¿Cuál es el reto de crearla en momentos difíciles y trascendentales?
¿Cuál es el papel fundamental que tiene la creación de la marca de ese negocio? ¿Por qué es fundamental al resaltar el valor diferencial con la competencia? ¿Cuál es el reto de crearla en momentos difíciles y trascendentales?
La marca es el intangible más importante de la empresa, lo dicen los expertos como Joan Costa y Luis Bassat. Es eso que se queda en la mente del consumir luego de consumir un producto o servicio, es esa huella memorable e inconfundible que queda en nuestra cabeza cada vez que nos acordamos de su forma, su color, su composición; permite que volvamos a consumir una y otra vez los servicios o productos que venden gracias a la diferenciación y al valor agregado que consigue en relación a sus competidores.
“No importa lo que vendas, lo importante es que no seas percibido igual que la competencia, en eso distingue tu marca”
Jurgüen Klaric

En la crisis actual cualquier empresa tiene el reto de comunicarse con sus consumidores. De esta comunicación depende gran parte de la experiencia que tendrán los usuarios al consumir el producto o servicio que ofrecen, es por esta razón que la importancia no solo está en mensajes coherentes y alineados a los objetivos de la empresa, sino también una marca que sea quien se encargue de transmitirlos. Las marcas representan, ante todo, un valor simbólico que ayuda a resolver este problema comunicativo. Cuando una marca ha sido construida correctamente, esta incorpora una serie de atributos relacionados al concepto que se busca transmitir. Estos atributos cumplen distintas funciones:
Una marca debe tener una presencia constante y unitaria en todos los aspectos que genera la empresa. Su personalidad y valores deben estar presentes en elementos como el logo, las aplicaciones gráficas, las redes sociales, el diseño de los productos o servicios, la tienda online, el servicio de entrega a domicilio y hasta en las respuestas que se dan a los clientes desde el departamento de atención al cliente y aquí es donde empieza la importancia de la experiencia de marca y la generación de confianza con la misma. Esa confianza se genera a través del cumplimiento de las promesas realizadas, lo que genera una buena reputación y una buena imagen.
Esa buena imagen que se asocia a la marca se traslada a los productos y estos se venden mejor transmitiendo una serie de valores que benefician a la empresa. Esos valores dependerán del posicionamiento de la misma generando una vinculación emocional con su cliente. No es el producto, ni el servicio, ni la empresa, es la marca la que genera la experiencia con el usuario. Es la capacidad de ser nombrada, porque el sabor de un alimento, la suavidad de una prenda de vestir no se pueden explicar, ni transmitir, ni comunicar de forma tan precisa como con una palabra.
No es el producto, ni el servicio, ni la empresa, es la marca la que genera la experiencia con el usuario.